El Conde Montecristo, novela de Alejandro Dumas

¿De qué trata? El Conde Montecristo gira en torno a Edmundo Dantés, nuestro personaje principal. Edmundo es un joven marinero que acaba de regresar a Marsella después de pasar mucho tiempo en alta mar, para reencontrarse con su querido padre y su novia de toda la vida, la joven Mercedes, de quien está enamorado y con quien él planea casarse.
Al inicio de la historia parece que a Edmundo la vida le sonríe, pero todo cambia cuando él se convierte en víctima de la envidia por parte de sus enemigos justo cuando es promovido a capitán del faraón, el barco en el que viajaba, y es acusado de alta traición, por conspiración como agente bonapartista, delito muy grave en aquella época. Y es a partir de este momento cuando su vida cambia. Edmundo es apresado y llevado al Castillo de If, siendo separado así de Mercedes y de su padre.
Pasan los años, no recuerdo cuantos exactamente, cuando por fin logra escapar gracias a la ayuda de otro recluso, un hombre a quien se le conoce como el abate Faria. El abate le revela a Edmundo la localización de un tesoro ubicado en la isla de Montecristo, y una vez el joven escapa se dirige ahí para tomar posesión de dicho tesoro. Entonces comienza a planear su horrible venganza en contra de todos aquellos que conspiraron contra él.
Se trata de un libro que al principio puede intimidar al lector debido a sus más de mil páginas. Sin embargo, la historia te atrapa de tal manera que no te importa si te lleva días o semanas leerlo completo, lo disfrutas gratamente.
Considero que este libro es otro clásico que todo buen lector que se precie, debería leer al menos una vez en su vida. Decir que lo recomiendo es poco. Para mí es una auténtica joya de la literatura.
- Los dos amantes continuaron su camino, tranquilos y alegres como dos elegidos que ascienden al cielo.
- Si sois mis amigos, regocijaos conmigo, porque la verdad soy muy felíz.
- La alegría produce alguna vez extraños efectos: oprime el corazón lo mismo que el dolor.
- Así es, tenéis razón, conocéis mejor a los hombres que yo, y veo que es muy posible lo que decís; pero si debo hallar estos envidiosos entre mis amigos, os confieso que prefiero no conocerlos para no verme obligado a tenerlos que aborrecer.
- La filosofía no se aprende; la filosofía es la reunión de las ciencias adquiridas por el genio que las aplica; la filosofía es la radiante nube en que puso Cristo la planta, para remontarse al cielo.